Si os preguntásemos cuántos árboles hay en España, ¿sabríais dar una cifra? Pues nada más y nada menos que 7.500 millones de árboles habitan todo el territorio peninsular e insular, siendo Castilla y León la comunidad que más árboles atesora en su haber.

En cuanto al tipo de árbol más común en España, la Encina sería el árbol abanderado de nuestro país. Esos 7.500 millones de árboles se distribuyen en 182 especies de las cuales, 111, son especies autóctonas. Por desgracia, tal y como ocurre en el reino animal, el peligro de extinción también se cierne sobre los árboles. Especies como el Drago, el árbol más conocido de las Islas Canarias, o el Pinsapo, un tesoro que nace y crece únicamente en la Serranía de Ronda, se encuentran a punto de desaparecer.

A fin de tener mayor conocimiento sobre los tesoros naturales que aguarda nuestro país para entender su valor e importancia para el ecosistema y, por tanto, para nosotros como especie, dedicamos este post a una docena de árboles de España, los más representativos y que, seguro, conocéis.

12 Olivo

Porque España debe mucho al aceite de oliva, el árbol que produce el fruto no podía falta en nuestra lista. De hecho, España constituye el país con más producción de aceite de oliva del mundo.

Esta especie, originaria del Mediterráneo Oriental, necesita de una amplia variedad, así como precipitaciones irregulares. Gusta de los veranos calurosos y de inviernos fríos y lluviosos. Capaz de soportar temperaturas de hasta 8º bajo cero y largas temporadas de sequía, el olivo es un árbol perfectamente adaptado al clima del sur de España donde, solo en la provincia de Jaén, ocupa 586.000 hectáreas, en las que se distribuyen 70 millones de olivos.

11 Algarrobo

También conocido bajo el nombre de Ceratonia siliqua, estamos ante una especie que crece en las zonas más áridas del Mediterráneo. En la costa levantina, recibe el nombre de garrofera.

Al igual que el olivo, el algarrobo está dotado de una auténtica resistencia a las temporadas de sequía comunes de la cuenca mediterránea. Puede superar los 10 metros de altura, aunque, lo más habitual, es verlo acompañado de otros ejemplares, alcanzando entre 5 y 6 metros.

Su tronco es corto, pero sus ramas son largas y pobladas, siendo, por tanto, un excelente árbol de sombra en lugares poco lluviosos. Por su parte, sus raíces, alcanzan largas extensiones bajo tierra, hasta 40 metros, lo que le permite abastecerse de las aguas subterráneas.

10 Abeto común

Abies alba es el nombre científico con el que se denomina al Abeto común. Se trata de un árbol que goza de una apariencia muy llamativa y atractiva, alzándose hasta 60 metros en altura, sobre su corteza de tonalidades grises, la cual, se escama con el paso de los años y deja entrever sus tonos rojos.

Su apariencia, dureza media y su ligera densidad convierten, a la madera del abeto, en una excelente opción en la carpintería doméstica como, por ejemplo, en la fabricación de vigas laminadas, molduras, rodapiés…. Con la madera de abeto también se construyen instrumentos musicales, especialmente de cuerda.

No podemos olvidarnos de su uso durante la Navidad, época en la que se convierte en el árbol estrella de todos los hogares de espíritu navideño. Sin embargo, estamos ante un árbol de exterior, que necesita sentir las diferentes estaciones climáticas.

9 Eucalipto

Su nombre proviene del griego y significa “bien cubierto”, cualidad referida a su semilla, la cual, está encapsulada. El eucalipto se ha distribuido por todo el mundo, dada su alta capacidad de resistir prácticamente a cualquier tipo de clima. De hecho, una de las especies de eucalipto se encuentra en la lista de los árboles más altos del mundo, tal y como podéis comprobar en https://masdestacados.com/los-10-arboles-mas-grandes-del-mundo/

Se caracteriza por un crecimiento rápido y su uso en plantaciones forestales para la industria papelera, la maderera y para la obtención de otros productos químicos.  Su bella apariencia también le convierten en un árbol muy apreciado por su valor ornamental.

Su altura varía, aunque puede llegar a alcanzar los 70 metros de altura sobre un tallo recto cubierto por una corteza que tiende a separarse del tronco. Esta, se caracteriza por sus tonalidades grises-azuladas.

8 Castaño

El castaño es uno de los árboles de los que más usos podemos extraer. Desde su preciada madera en el ámbito de la carpintería hasta la degustación de sus frutos con la llegada de las bajas temperaturas, el castaño es uno de nuestros árboles más preciados.

Su nombre científico es Castanea Sativa y puebla tierras lejos de nuestras fronteras, donde también se valoran sus frutos y su madera. Los climas húmedos, con tierras frescas y sueltas, son las condiciones óptimas para su desarrollo. Eso sí, también necesita de las altas temperaturas estivales para que sus castañas maduren.

El castaño que podemos admirar en España, se corresponde con la especie de castaño europeo, de hoja caduca y que puede alcanzar los 35 metros de altura.

7 Olmo de Montaña

Estamos ante una de las especies de árboles más beneficiosas para nuestra salud y para la de nuestro planeta debido a la gran cantidad de oxígeno que es capaz de generar. Bajo el nombre científico de Ulmus minorel Olmo se divide en más de 40 especies siendo, el de Montaña, una de las más peculiares.

Esta especie, a diferencia del resto de olmos, posee una corteza más bien lisa. De hecho, las fibras de su corteza se emplean en cordelería. Las flores rojo púrpura, aparecen antes que las hojas, y, en altura, puede llegar fácilmente a los 40 metros. De su madera, extraemos una leña de primera calidad, además de ser empleada en carpintería, ebanistería, marquetería…

Por desgracia, se trata de un árbol escaso en nuestro país, que crece habitualmente disperso o en pequeños rodales en bosques mixtos, hayedos, abetales, etc., siempre en ambientes umbrosos. El tercio norte peninsular, Sistema Ibérico y determinados puntos del Sistema Central dan cobijo a esta especie.

6 Haya

El Fagus Sylvatica procede del centro y oeste de Europa, mientras que en España la encontramos en el norte, desde los Ancares hasta el Pirineo Oriental. En estas zonas es frecuente que forme bosques densos o que aparezca mezclado con otros árboles como por ejemplo los robles, los abetos o los pinos.

El haya puede alcanzar los 40 metros de altura, sobre un tronco recto, esbelto, coronado por una copa que, dependiendo de cómo se haya desarrollado – aislado o formando conjuntos con otros árboles – puede tener una forma u otra. Su floración se produce en primavera y origina unos frutos conocidos como hayucos, los cuales maduran en otoño.

Los principales usos del haya los encontramos en la ebanistería y carpintería, dado que su madera es muy uniforme, fácil de trabajar y de una tonalidad de lo más vistosa y bonita.

5 Pino Carrasco

Pino de Alepo, Pino carrasqueño, Pincarrasco… son algunos de los nombres con los que podemos referirnos a esta especie de árbol en España. Se trata de un árbol de tamaño mediano que, en condiciones óptimas puede alcanzar los 20 metros de altura.

Su tronco puede ser más o menos tortuoso, lo que le da un aspecto de lo más reconocible. Su corteza es blanquecina en sus primeros años, pero, con el tiempo, se engrosa y se agrieta, adquiriendo tonalidades más oscuras. Puede vivir entre 150 y 180 años.

Su madera es muy apreciada para la elaboración de muebles, especialmente en los elementos estructurales como las puertas o las molduras. También puede emplearse para la calefacción o las traviesas de ferrocarril.

4 Rebollo

El Quercus pirenaica se corresponde con una de las especies más extendidas por nuestro país. ¿La razón? Su adaptabilidad a los más variados tipos de clima, lo que ha permitido su crecimiento y desarrollo en diferentes regiones de España, especialmente en las regiones del interior y en las zonas del noroeste.

Su tronco puede crecer tanto recto como irregular, pero siempre de forma elegante y muy ramificado desde la base, dando lugar a una copa muy poblada y grande. Sus flores aparecen en primavera y lo hacen desde la base, creando un conjunto muy bonito. El fruto del rebollo son las bellotas.

Su madera es utilizada sobre todo en mangos de herramientas, postes de teléfono, puertas o ventanas y, como en el caso del pino, para las traviesas de los ferrocarriles.

3 Tejo común

Perteneciente a la familia de las taxáceas, se encuentra especialmente en las zonas montañosas, las cuales habitan durante largos años, concretamente, más de 2000. Su tronco se caracteriza por su enorme grosor y una altura que puede llegar a los 20 metros.

Se trata de un árbol cuyo interior está repleto de una toxina letal la cual no afecta al fruto, pero sí a su semilla. Se trata de un árbol especialmente importante para Cantabria, región donde le consideran un árbol sagrado, vinculado a la vida, pero también a la muerte.

Su madera es muy apreciada en ebanistería, tanto, que se han visto obligados a proteger la especie que iba de camino a la extinción.

2 Madroño

El árbol del Madroño es el encargado de anunciarnos la llegada del otoño luciendo sus preciosos frutos. Este árbol frutal, cuyo nombre científico es Arbutus unedo, se caracteriza por su tronco rojizo y una corteza con escamas en tonos grisáceos. Su copa está repleta de ramas de las que crecen flores en forma de orza.

El Madroño crece fácil tanto en las zonas de costa como en el interior de la Península, aunque, puestos a elegir, crecerá estupendamente cerca de un arroyo y unas temperaturas templadas, que no desciendan demasiado en invierno.

En cuanto a su fruto, destaca por su rojo intenso cuando ha alcanzado la madurez en los meses de otoño.

1 Encina

También conocida como “el árbol de la sombra” por su ancha copa, la Encina es el tipo de árbol más extendido de todo nuestro país. De hecho, es considerado el Árbol Nacional de España. Se le conoce también como carrasca, chaparra o chaparro. Su altura puede variar entre los 15 y los 25 metros de altura.

Su tronco es fuerte y de gran diámetro, el cual presenta corteza lisa y de tonalidades grisáceas en sus primeros años, las cuales se tornan oscuras y agrietadas conforme el árbol envejece. En cuanto a su longevidadse dice que puede llegar a los 800 años. Su fruto es la bellota, de la cual nos beneficiamos ingiriéndola tanto cruda como asada. El consumo del fruto de la Encina, de manera ocasional, favorece la disminución de los niveles de colesterol y la eliminación de toxinas.