Tener una piscina ofrece una gran cantidad de beneficios, pues se trata de una instalación que permite refrescarse durante el verano, pasar buenos ratos con los amigos o jugar con los más pequeños de la casa sin necesidad de buscar otros estímulos. Cuando existe la posibilidad, pocas personas dudan a la hora de incorporarla en sus espacios exteriores o jardines.

En la actualidad, el mantenimiento de las piscinas es más sencillo que nunca. Existen diferentes tecnologías y productos que nos permiten conservarlas en buen estado, que facilitan las labores de limpieza y las convierten en espacios muy seguros.

Una de las partes fundamentales de la conservación y la adecuación de esta es la aplicación de cloración salina o cloro químico, pues ambas opciones están disponibles en el mercado. Pero, ¿sabes cuáles son sus principales diferencias?, ¿por cuál debes decantarte?

A continuación, te mostramos qué son, para qué sirven y en qué se diferencian la cloración salida y el cloro químico.

La importancia del mantenimiento de las piscinas

Hay piscinas de muchos tipos hoy en día. Puedes tener una muy pequeña para que se bañen tus hijos, una piscina de diseño que tenga varios niveles de altura, una versión de obra o una piscina desmontable. Por suerte, hay un gran abanico de posibilidades a tu disposición.

Sin embargo, todas ellas tienen ciertos aspectos en común. La piscina, de por sí, es un recipiente con una gran cantidad de agua estancada que empleamos para bañarnos, nadar, jugar en ella o refrescarnos cuando hace demasiado calor.

Esto significa que va a requerir de cierto mantenimiento y medidas de seguridad. El agua tiene un contacto constante con las personas y, a su vez, está expuesta a la contaminación del ambiente, el polvo o los residuos que pueden caer en ella, como las hojas de los árboles.

Si no se adquieren buenas prácticas a la hora de mantener el agua en buenas condiciones y garantizar la salubridad, puede ser un peligro. Además, a nadie le gusta darse un chapuzón en agua sucia. Por lo tanto, tener un buen mantenimiento de ella resulta crucial, y precisamente, la cloración es uno de esos aspectos fundamentales.

¿Para qué sirve el cloro en las piscinas?

Los cloros químicos o los cloradores salinos para piscina son ingredientes fundamentales para el mantenimiento de esta y, sobre todo, para garantizar el buen estado del agua. Con ellos podrás asegurarte de que esta instalación es totalmente segura para el baño.

Se trata de productos químicos (o naturales, según el ingrediente escogido) para el buen mantenimiento del agua de las piscinas que tienen una misión crucial para los bañistas: la desinfección del agua, la prevención de aparición de algas u otros ecosistemas indeseados y la oxidación de toda materia orgánica en ella. Es un imprescindible cuando se trata del saneamiento de estos espacios.

El agua estancada en un vaso de gran tamaño, como es una piscina, puede crear diferentes microorganismos o propiciar que se multipliquen las bacterias. Más todavía si tiene contacto con el cuerpo de las personas o de los animales. Por lo tanto, el cloro para piscinas en cualquier formato posible es un seguro para baño y es lo que va a diferenciar a tu instalación de un estanque con dudosa salubridad.

Si se emplean estos productos de manera correcta y regular, además de filtrar el agua, cambiarla cuando sea necesario y limpiar del fondo de la piscina de la suciedad acumulada, darse un chapuzón va a ser una experiencia gratificante y totalmente segura.

Las diferencias entre colación salina y cloro químico

¿Cuál es la diferencia entre la cloración salina y el cloro químico?, ¿cuál de ellas es la mejor opción para limpiar tu piscina? Te exponemos los principales aspectos diferenciales para que conozcas bien cada producto y puedas tomar una decisión con criterio.

Productos

  • El cloro químico es un producto que se debe depositar en la piscina de forma periódica y constante, algo que se puede hacer a mano o con sistemas que automatizan el proceso.
  • Con la cloración salina este cloro se obtiene de la propia agua por su contenido en sal y con la ayuda de un proceso electrolítico.

Aplicación

  • El cloro químico se debe incorporar en el agua en varias ocasiones a lo largo de la temporada para que la piscina se mantenga en buen estado.
  • La cloración salina permite una sola aplicación al inicio de la temporada para dejar el agua desinfectada a lo largo de todo el verano, sin tener que hacer tantas reposiciones.

Costes

  • El coste del cloro químico será algo más elevado porque hay que reponerlo cada cierto tiempo y comprar varias veces el producto en una misma temporada.
  • En la cloración salina se invierte en la compra inicial del producto y en la electricidad, por lo que suele salir algo más rentable para el bolsillo.
  • Sostenibilidad
  • El cloro químico, como su propio nombre indica, es un compuesto artificial que parte de una composición química. Esto significa que va a dejar residuo en el medioambiente y va a contribuir a las emisiones de CO2.
  • La cloración salina es un proceso natural que tiene como principal elemento la sal, por lo que no genera problemas en el medioambiente.

Reacción al contacto con ojos y cabello

  • Cuando los usuarios se introducen en la piscina y abren los ojos o se salpican con un poco de agua, el cloro químico suele producir algo de irritación ocular y generar molestias durante los minutos posteriores.
  • La cloración salina hace que el agua sea inocua en este sentido, y no suele generar ninguna reacción en el contacto con los ojos de los bañistas.
  • Por otro lado, el cloro químico también puede afectar a la calidad del cabello y hacer que este se vuelva más débil. Es algo que no ocurre con la cloración salina, que no tendrá una intervención tan notable al contacto con el cabello.

Reacción en la piel

  • Si algo tiene contacto con el agua de la piscina es la piel de las personas, aunque lleven gorros de baño o gafas de buceo. En este sentido, el cloro químico puede causar algunas irritaciones o sequedad producidas por sus componentes químicos.
  • La cloración salina no suele generar reacciones en el contacto con la piel por ser un elemento natural en el agua.