Aunque cuando pensamos en oro, lo más habitual es que nos venga a la cabeza el de 18K o el de 24K, lo cierto es que no son los únicos y podemos encontrar muchos tipos diferentes que varían en función de sus características. Esto quiere decir, dependiendo de su pureza o quilataje, del color y de su composición. Conocer los tipos de oro no solo es útil desde un punto de vista estético o joyero, sino también financiero. El oro es un activo valioso y versátil que puede utilizarse para invertir a largo plazo o como una herramienta de financiación inmediata mediante el empeño. Su resistencia al paso del tiempo y su valor universal lo convierten en una apuesta segura en cualquier escenario económico. En este artículo te ayudamos a entender cuáles son. ¡Vamos a ello!
¿Qué es el quilataje del oro?
El quilataje es una medida que indica el grado de pureza del oro en una aleación. El oro puro se considera de 24 quilates (24K), lo que significa que el 99,9% de la pieza está compuesta por oro sin mezclar con otros metales. Sin embargo, cuenta con el inconveniente de ser muy blando para la fabricación de joyas, por lo que suele mezclarse con otros elementos para aumentar su resistencia. Los tipos más comunes de oro según su quilataje son:
- Oro de 24K (99,9% puro): Es el oro más puro y, por tanto, el más valioso por peso. Se usa principalmente para inversión (lingotes, monedas) y menos en joyería, debido a su suavidad.
- Oro de 22K (91,6% puro): Se utiliza en joyas de alta calidad, especialmente en países de Asia y Oriente Medio, aunque estas joyas pueden ser delicadas para el uso diario.
- Oro de 18K (75% puro): Muy común en joyería europea. Ofrece un buen equilibrio entre pureza, resistencia y color. Es el más usado.
- Oro de 14K (58,5% puro): Más resistente, con un tono ligeramente más claro. Ampliamente usado en América del Norte.
- Oro de 9K (37,5% puro): Contiene una mayor proporción de otros metales. Es más económico y duradero, pero con menos valor intrínseco.
Como puedes imaginar, la pureza del oro determina en gran parte su valor de mercado, así como el importe que se puede obtener al venderlo o empeñarlo.
Composición del oro: aleaciones y metales añadidos
El oro en joyería y objetos decorativos rara vez se utiliza en estado puro. Para hacerlo más resistente, se alea con otros metales como el cobre, la plata, el paladio o el níquel. Estas aleaciones no solo mejoran la durabilidad, sino que también afectan al color final del oro. Por supuesto, al igual que en el caso anterior, el porcentaje de oro puro y la combinación de otros metales determinan el quilataje y el aspecto final de la pieza.
Colores del oro: más allá del clásico amarillo
El oro puede presentarse en distintos colores según los metales con los que se alea. Hay que partir aclarando, no obstante, que el amarillo es el color natural de este metal, ahora bien al mezclarlo con plata y cobre es posible conservar este tono cálido y tradicional al mismo tiempo que se mejora la resistencia para su uso en joyas. El oro blanco, en cambio, se obtiene combinando oro con paladio, plata o níquel, y suele recubrirse con rodio para lograr un acabado más brillante. Así mismo, nos encontramos con el oro rosa, que es muy popular en la actualidad. Este contiene una mayor proporción de cobre, lo que le aporta su característico tono romántico. Más raro es el oro verde, creado a partir de aleaciones con plata o cadmio, y apreciado por su sutil tono verdoso en piezas exclusivas. Por último, nos encontramos con el oro negro, azul o púrpura, que se obtiene mediante tratamientos químicos especiales y se utiliza principalmente en joyería de diseño por su apariencia única y llamativa.
El oro como inversión: ¿Merece la pena?
¿Tienes oro en casa? Tener oro en propiedad es una forma clásica de proteger el patrimonio frente a la inflación, la inestabilidad económica o la devaluación de las divisas. A diferencia del dinero, el oro mantiene su valor a lo largo del tiempo y es aceptado en cualquier parte del mundo. Existen distintas formas de inversión en oro, y las más populares son las siguientes:
- Lingotes y monedas de oro puro (normalmente 24K), almacenados como reserva de valor.
- Joyas de alta calidad, que combinan el valor económico y estético.
- Oro financiero: certificados, fondos cotizados (ETF), derivados y cuentas de metales preciosos.
La principal ventaja del oro físico es que resulta tangible y accesible en caso de necesidad inmediata, sin depender del sistema bancario, razón por la cual resulta la opción más recomendada.
Empeñar oro: una solución rápida sin perder la propiedad
Una de las ventajas prácticas de poseer oro, especialmente en forma de joyas o monedas, es que se puede utilizar como garantía para obtener financiación inmediata. El empeño de oro permite acceder a dinero en cuestión de minutos, sin necesidad de presentar nómina, historial crediticio o avales. Es decir, como un crédito sobre joyas, tal como ofrece CrediMonte, el monte de piedad de Fundación Bancaja: https://www.credimonte.es/tu-credito-sobre-joyas/. El sistema para empeñar oro consiste en entregar las piezas a una casa de empeño o a una entidad especializada, como los montes de piedad, que se encargan de tasarlas en función de su pureza, peso y cotización actual. Después, en caso de aceptar las condiciones, el cliente recibe un préstamo con intereses bajos (mucho menores que los de un crédito rápido online, por ejemplo), y mantiene el derecho a recuperar sus joyas una vez sea devuelto el importe prestado.
Además, en caso de no poder devolverlo llegado el momento, no se genera deuda financiera, ya que el bien se considera liquidado al pasar a manos de la entidad. Esto convierte al empeño en una opción segura, discreta y sin consecuencias negativas para el historial crediticio.