Cuando hablamos de contrato de alquiler, normalmente tendemos a pensar que solo existe un tipo de contrato, pero la realidad es muy distinta. Actualmente en el mercado inmobiliario existen diferentes tipos de contratos.

Dependiendo del uso y la duración, hay que optar por un tipo de contrato u otro. Por ese motivo hemos decidido realizar este artículo. Queremos que todas tus dudas queden resueltas. 

¿Qué es un contrato de alquiler?

Podemos definirlo como el acuerdo firmado en un contrato en el cual el propietario cede la vivienda al inquilino durante un tiempo determinado a cambio de una cuota mensual. 

En España existen diferentes tipos de contratos como vamos a desarrollar a lo largo del artículo. Lo importante es que el contrato esté bien redactado para que ambas partes puedan estar de acuerdo y cumplan las condiciones pactadas. 

Contrato de alquiler de vivienda habitual

Lo podemos definir como el más común y el que más se ha usado hasta el momento. El mismo hace referencia al alquiler de una vivienda para el uso habitual. Es decir, el alquiler va ligado a una residencia permanente y estable en la vivienda. Dicho contrato siempre está regulado por la LAU.

El alquiler siempre se realiza a medio y largo plazo, ya que se entiende que la vivienda va a ser usada por una persona física durante mucho tiempo. El contrato será de mayor duración si la persona es jurídica. 

Tras finalizar el contrato existen dos opciones. Se puede renovar el contrato de alquiler o directamente se puede poner fin al mismo. En caso de renovación, dicha renovación pasará a ser anual hasta que una de las dos partes no quiera seguir con la renovación. Con la renovación se pueden incluir pequeños cambios. 

Contrato de alquiler de temporada

Es un acuerdo legal utilizado para arrendar una propiedad por un periodo temporal que no excede los 11 meses, sin que esta sea la residencia habitual del inquilino. Este tipo de contrato es común en situaciones de alquiler vacacional o para estancias cortas, como viajes de negocios o vacaciones.

La duración del contrato es flexible, permitiendo alquileres por días, semanas o meses, y no cuenta con prórrogas automáticas. Al finalizar el periodo acordado, el propietario puede recuperar la vivienda sin necesidad de justificación, siempre que se cumplan las condiciones estipuladas en el contrato.

En cuanto a los derechos y obligaciones, el inquilino tiene derecho a utilizar el inmueble durante el tiempo pactado y a que el propietario mantenga la vivienda en condiciones adecuadas para su uso. Por su parte, el propietario debe asegurar el buen estado de la propiedad y devolver el depósito al inquilino al finalizar el contrato, siempre que no existan daños.

Este tipo de contrato es ideal para aquellos que buscan flexibilidad en sus estancias sin el compromiso de un alquiler a largo plazo, pero es fundamental que ambas partes establezcan claramente las condiciones en el contrato para evitar posibles conflictos.

Contrato de alquiler de habitaciones

Es un contrato que cada vez se está poniendo más de moda. Como el precio del alquiler cada vez es más alto, las personas cada vez alquilan más habitaciones para poder hacer frente a la cuota mensual.

En este caso lo que se hace es alquilar una habitación y luego tener acceso a las zonas comunes. Como puedes imaginar, la ventaja es que la cuota mensual es más baja, pero a cambio hay que compartir el piso con otras personas. 

Los propietarios que optan por esta fórmula siempre contratan los servicios ofrecidos por Sociedad Española de Alquiler Garantizado para garantizarse el cobro de las habitaciones. Se ha demostrado que el alquiler garantizado por habitaciones es una gran fórmula a la hora de conseguir asegurarse el pago mensual. 

Analizando el mercado de alquiler podemos ver como cada vez optan por el alquiler garantizado de SEAG. Se ha demostrado que es la opción más completa y segura, de aquí que los propietarios estén optando por esa opción siempre. 

Contrato de alquiler con opción de compra

Es una variedad del contrato tradicional, pero con una variación que puede ser muy interesante para algunas personas. En este caso se accede a la vivienda a través de un contrato de alquiler que suele ser de varios años. La media suele ser de 5 a 10 años. Pasado ese tiempo se da la opción al inquilino de comprar la vivienda en la que está viviendo, seguir con el alquiler o abandonarla.

La ventaja es que en caso de compra, el inquilino tendrá que pagar menos porque parte de la cuota pagada en concepto de alquiler irá ligada a la compra de la vivienda. Eso sí, a pesar de que suele ser beneficioso, siempre hay que hacer cuentas para ver si realmente el precio se adapta a las necesidades. 

Por otra parte, el inquilino tiene la obligación de mantener la vivienda en buen estado durante la duración del contrato de alquiler. La opción de compra no cambia las reglas del alquiler, al igual que el inquilino tiene que comprometerse a pagar mes a mes. 

Contrato turístico

También conocido como contrato de alquiler a corto plazo. Es un alquiler que busca dejar la vivienda a los turistas durante unos días. La duración del alquiler puede ser desde un día a varias semanas. El turista deja claro cuántos días quiere pasar en la vivienda y el propietario se la cede a cambio de un pago previamente pactado. 

En muchas ocasiones, el propietario se compromete a ofrecer la casa siempre en perfectas condiciones, por lo que tiene que limpiarla a fondo cada vez que un inquilino pasa por la misma. Es un método que se está haciendo muy popular porque el turista siempre está dispuesto a pagar bastante más dinero por disfrutar de la vivienda durante los días pactados. 

Para poder acceder a ese tipo de alquiler normalmente se suelen visitar las plataformas de alquiler vacacional, las cuales cuentan con una amplia variedad de opciones entre las que elegir por parte del inquilino. Sin lugar a dudas, se estima que es la opción más beneficiosa para el propietario porque en muchas ocasiones los ingresos son más elevados.