La energía del sol es una opción clave para quienes desean gastar menos en luz o viven lejos del tendido eléctrico. Los kits solares se presentan como una opción útil y confiable. No obstante, hay que tener en cuenta que no todos funcionan igual. Algunos se adaptan a casas sin conexión eléctrica, y otros a las que sí la tienen.

Tipos de kits solares

Como nos comentan desde CuencaSolar, expertos en kit solar, lo primero que hay que tener claro es el tipo de instalación que se requiere. “Una vivienda aislada necesita autonomía total, mientras que una vivienda conectada a red busca principalmente ahorrar, no independizarse completamente del sistema eléctrico nacional”, explican.

Los kits solares para viviendas aisladas están pensados para ubicaciones sin acceso a la red eléctrica, como casas rurales remotas, refugios de montaña o zonas rurales alejadas. Estos sistemas deben ser autosuficientes y garantizar el suministro eléctrico en cualquier momento del día. Para ello, incluyen paneles solares, baterías de almacenamiento, reguladores de carga y un inversor. Todo el sistema trabaja de manera independiente, lo que implica una mayor inversión inicial pero también una autonomía total.

Los kits solares conectados a red funcionan en paralelo con el suministro eléctrico tradicional. Durante las horas de sol, los paneles generan energía que se puede consumir directamente. Si se produce más de lo que se consume, el excedente se puede inyectar a la red, reduciendo la factura gracias a la compensación por autoconsumo. En este caso, el kit no siempre incluye baterías, ya que el sistema eléctrico actúa como respaldo en momentos de baja producción.

¿Cuáles son sus componentes?

Los kits solares pueden parecer similares, pero su funcionamiento varía bastante según si están conectados a la red eléctrica o no. Cada uno está diseñado para cubrir distintas necesidades, por lo que es importante conocer en qué se distinguen.

Los paneles solares son el punto de partida. En ambos tipos de instalaciones, se encargan de transformar la luz solar en electricidad. Sin embargo, en sistemas independientes se suele requerir una mayor cantidad o modelos con mayor capacidad, ya que deben garantizar energía suficiente incluso cuando hay poca luz. En instalaciones que funcionan junto con la red eléctrica, se calculan en base al gasto energético diario y en qué momentos hay mayor producción solar.

El inversor también cumple una función esencial, transformar la electricidad generada en una forma que los aparatos eléctricos puedan usar. En los sistemas conectados a la red, este aparato debe adaptarse a la frecuencia eléctrica general. En cambio, en instalaciones que funcionan por sí solas, se requieren inversores que operen sin depender de la red, capaces de gestionar tanto la entrada desde los paneles como la salida hacia las baterías.

El almacenamiento de energía es otra gran diferencia. Las viviendas que no tienen acceso a la red necesitan baterías sí o sí para guardar la electricidad. Existen varias opciones tecnológicas para ello, como las baterías de litio o las de tipo GEL. Por otro lado, las casas con conexión eléctrica pueden elegir si desean o no usar baterías. Algunas optan por acumular energía para uso personal, mientras que otras prefieren enviarla de vuelta al sistema eléctrico general.

Finalmente, en los sistemas autónomos, un regulador de carga es esencial para cuidar las baterías y organizar el flujo energético. En instalaciones con red eléctrica, este componente pierde protagonismo al no ser imprescindible.

¿Merece la pena respecto a la autonomía?

El propósito del kit solar varía según su tipo. Cuando se instala en una casa sin conexión eléctrica convencional, el sistema busca que el hogar funcione únicamente con energía del sol. Esto lo convierte en una solución ideal para zonas apartadas donde no llegan los servicios tradicionales. Su punto fuerte es que no se depende de compañías eléctricas, aunque eso también implica encargarse personalmente del cuidado y operación del sistema.

Existen kits diseñados para trabajar junto con la red eléctrica. En estos casos, el objetivo es pagar menos por la luz al generar parte de la energía desde casa. La conexión con la red permite usar electricidad externa cuando no hay suficiente sol, como ocurre en invierno o durante días nublados. Así, los paneles solares aportan energía extra, pero no reemplazan por completo el suministro habitual. Esta opción resulta práctica en zonas urbanas o donde la red eléctrica ya está presente.

¿Cuál es su precio y mantenimiento?

Los kits solares para casas sin conexión eléctrica suelen tener un precio más alto. Esto se debe a que necesitan baterías para guardar la energía y se deben instalar más paneles para asegurar electricidad continua. En cambio, los sistemas que funcionan junto a la red eléctrica resultan más económicos, ya que no requieren baterías y pueden usar la red como apoyo en caso de baja producción solar.

El cuidado de cada sistema varía. Los que están conectados a la red necesitan menos revisiones, ya que su funcionamiento es más simple. Sin embargo, los que incluyen baterías requieren chequeos frecuentes y, con el paso del tiempo, será necesario cambiarlas, ya que tienen una duración limitada según el tipo que se use.

Desde la empresa CuencaSolar explican que es importante estudiar bien cada situación antes de elegir. No es igual instalar energía solar en una casa aislada que en un apartamento dentro de una ciudad. Cada situación requiere una solución distinta, adaptada a las necesidades del lugar y del consumo de quien lo habite. Por eso, es fundamental evaluar bien el entorno y los objetivos energéticos antes de decidir qué sistema es el más adecuado.

¿Cuándo conviene más cada tipo de kit?

La elección del kit solar más adecuado varía según el lugar y las necesidades específicas de cada caso. Veamos algunas situaciones típicas para entender mejor cómo se aplican.

En una vivienda rural sin conexión eléctrica, el sistema aislado es la única alternativa eficaz. Este debe incluir baterías suficientes para mantener en funcionamiento electrodomésticos, luces, cargadores y bombas, garantizando energía constante durante el día y la noche.

En cambio, en un chalet ubicado en las afueras pero con acceso a la red eléctrica, conviene instalar un sistema conectado. Este permite usar la energía solar durante las horas de sol y disminuir el uso de la red. También es posible recibir una compensación por la electricidad sobrante que se inyecta al sistema general.

En terrenos agrícolas alejados, como huertos o campos de cultivo, los kits autónomos resultan útiles para hacer funcionar equipos como bombas de agua o sistemas de riego. Si la propiedad ya cuenta con electricidad cerca, una instalación conectada puede resultar más económica a largo plazo.

Por último, en una casa en un entorno urbano, lo ideal es usar un sistema vinculado a la red. Esto permite reducir gastos en la factura eléctrica y aprovechar la energía solar sin depender totalmente de baterías ni grandes inversiones.