El objetivo de este artículo es mostrarte las principales diferencias entre fosas sépticas y depuradoras de aguas residuales. Muchas personas no tienen claro esas diferencias y hoy vamos a resolverlas para que sea más fácil saber que opción encaja mejor según cada circunstancia.

Información sobre las fosas sépticas

Las fosas sépticas son sistemas diseñados para tratar las aguas residuales de manera básica, pensadas sobre todo para casas en zonas rurales o sin acceso a un alcantarillado público. Su objetivo principal es separar los sólidos de las aguas negras y descomponer los restos orgánicos usando bacterias que funcionan sin oxígeno.

El funcionamiento es sencillo, el agua sucia entra en un tanque subterráneo donde los materiales más pesados se hunden formando lodo, mientras que los aceites y otros residuos ligeros suben a la superficie. Entre estas dos capas queda un líquido parcialmente limpio, que se dirige hacia un área de drenaje o un filtro que permite que el agua se infiltre lentamente en el terreno.

Para que la fosa funcione correctamente, es necesario retirar los lodos acumulados de manera periódica, normalmente cada tres a cinco años, según el tamaño del tanque y el uso que se le dé. Aunque ayuda a reducir los residuos sólidos y materia orgánica, no es capaz de eliminar sustancias químicas, bacterias ni nutrientes como nitrógeno y fósforo. Por este motivo, estas instalaciones no son adecuadas para zonas densamente pobladas o lugares donde el vertido de agua residual pueda afectar ríos, lagos o acuíferos cercanos. Su uso es práctico para viviendas aisladas, pero no sustituye a sistemas más complejos de saneamiento que aseguren un tratamiento completo del agua.

Información de aguas residuales

A diferencia de las fosas sépticas, las depuradoras de aguas residuales ofrecen un tratamiento mucho más completo y eficaz. Su objetivo es transformar el agua residual en un líquido que pueda ser vertido al medio ambiente sin causar daños, cumpliendo con los estándares de calidad establecidos por la legislación ambiental. En Depuradoras MSB podemos encontrar las mejores depuradoras de aguas residuales, adaptadas a distintos volúmenes y tipos de residuo.

El funcionamiento de una depuradora combina procesos físicos, químicos y biológicos. En la fase inicial, conocida como tratamiento primario, se eliminan sólidos gruesos y arenas mediante rejillas y sedimentación. La etapa secundaria se basa en procesos biológicos, generalmente aerobios, que permiten descomponer la materia orgánica mediante microorganismos que requieren oxígeno. Algunos sistemas incluyen filtros biológicos o reactores de lodos activados que aumentan la eficiencia en la eliminación de contaminantes.

El tratamiento terciario o avanzado, presente en muchas depuradoras modernas, permite eliminar nutrientes específicos, metales pesados y bacterias patógenas mediante filtración, desinfección con cloro o luz ultravioleta y procesos químicos. Esto convierte a las depuradoras en la opción más adecuada para comunidades urbanas, industrias y áreas con estrictos requerimientos medioambientales, ya que el agua tratada puede ser reutilizada en riego, procesos industriales o incluso recarga de acuíferos.

Comparación entre ambos modelos

Las fosas sépticas y las depuradoras de aguas residuales se diferencian principalmente en la efectividad del tratamiento que realizan. Las fosas sépticas retienen los sólidos que se depositan en el fondo y procesan parcialmente la materia orgánica, mientras que las depuradoras eliminan gran parte de los nutrientes, bacterias y sustancias químicas presentes en el agua. Gracias a esta capacidad avanzada, las depuradoras son fundamentales en lugares donde las aguas residuales pueden afectar a la salud de las personas o al equilibrio de los ecosistemas.

Otra diferencia clave está en la escala de servicio que pueden ofrecer. Las fosas sépticas están diseñadas para atender a viviendas individuales o a pequeños grupos de casas, mientras que las depuradoras pueden ajustarse para cubrir desde comunidades reducidas hasta ciudades con grandes volúmenes de agua diaria. Esta posibilidad de adaptación permite que las depuradoras sean sistemas mucho más versátiles. En cambio, las fosas sépticas tienen restricciones debido al espacio que requieren para sus componentes de filtrado y drenaje, lo que limita su capacidad y la eficiencia del tratamiento en comparación con las instalaciones más completas.

Costes y mantenimiento de cada uno

El precio inicial y los gastos de mantenimiento de fosas sépticas y depuradoras difieren notablemente. Las fosas sépticas suelen requerir una inversión más baja porque su construcción es simple y no demanda tecnologías complejas. Aun así, necesitan revisiones periódicas y limpieza para que el sistema de drenaje funcione correctamente y no se produzcan desbordamientos o contaminación del suelo y el agua.

Las depuradoras de aguas residuales exigen un desembolso inicial mayor debido a la sofisticación de sus procesos y los equipos especializados que utilizan. Los gastos de operación incluyen el consumo de electricidad, el mantenimiento constante de la maquinaria y la supervisión de la calidad del agua tratada. Este tipo de instalaciones garantiza un tratamiento más eficiente del agua, reduciendo riesgos sanitarios y daños al medio ambiente. Por estas razones, su uso se considera prioritario en áreas donde la seguridad del agua y la salud de la población son especialmente importantes, justificando el mayor coste frente a soluciones más simples.

¿Cuáles son sus principales usos?

Las fosas sépticas son soluciones prácticas para lugares alejados de la ciudad, casas en zonas rurales o construcciones temporales sin conexión a redes de alcantarillado. Requieren un espacio adecuado para instalar el tanque y el sistema de filtración, así como estudios previos del terreno para asegurar que funcionen correctamente y eviten problemas de filtraciones o malos olores.

En el caso de las depuradoras de aguas residuales están pensadas para ciudades, industrias y comunidades de mayor tamaño. Permiten procesar grandes cantidades de agua, cumplir con normativas estrictas y, en ciertos casos, reutilizar el agua tratada en riego, procesos industriales o recarga de acuíferos. Su estructura flexible y modular permite adaptar el sistema a distintas necesidades y tipos de residuos, logrando un funcionamiento eficiente y reduciendo el impacto sobre el medio ambiente.