Cuando alguien habla de sordera o hipoacusia, normalmente hace referencia a lo mismo. Pero a pesar de que en muchas ocasiones se usa el término sin ningún tipo de distinción, la verdad es que no son lo mismo.

Ambas palabras están relacionadas con la pérdida de audición, pero dependiendo del tipo de pérdida que se produzca, el término adecuado será uno u otro.

Para ayudarte a diferenciar los dos términos, nos hemos puesto en contacto con nuestros expertos. Así estamos seguros de que a partir de ahora ya podrás diferenciarlos con facilidad.

¿Qué es la hipoacusia?

Podemos definir como hipoacusia la pérdida de audición leve o moderada. Concretamente se suele usar el término cuando el nivel está por debajo de los 70 decibelios. A su vez, esa pérdida auditiva puede afectar a los dos oídos o solo a uno. En ambos casos se puede usar el término sin problemas.

El problema suele aparecer cuando las personas comienzan a entrar en una edad avanzada, aunque es verdad que algunas personas jóvenes pueden sufrir el problema.

Por regla general, el problema se suele descubrir cuando la persona tiene problemas a la hora de comprender a otras personas dentro de entornos ruidosos. También se suele identificar el problema porque la persona tiende a subir demasiado el volumen de la televisión o solicita que le repitan las cosas muchas veces. Esa última petición se suele solicitar porque la persona tiene problemas al confundir palabras.

En ocasiones la persona no es consciente del problema, por lo que necesita de la ayuda de terceros para darse cuenta del problema. Además, en muchas ocasiones la persona afectada tiende a aislarse socialmente. De esa manera evita situaciones incómodas. Pero es una tendencia que no conviene a nadie, por lo que se recomienda acudir siempre a un profesional.

A la hora de analizar la hipoacusia, podemos darnos cuenta de que existen dos tipos. Hay hipoacusia transitoria cuando se produce una exposición a un ruido muy fuerte. Y hipoacusia de carácter crónico que es cuando el problema es persistente y no se puede solucionar de manera natural. Al menos de momento.

Aunque no suele ser común, el problema también puede afectar a los niños. En ese caso, el menor puede ver como su capacidad de expresarse oralmente se ve perjudicada. Por supuesto, el rendimiento escolar también se puede ver perjudicado y puede sufrir problemas en el desarrollo psicomotriz.

Principales diferencias entre la sordera e hipoacusia

La principal diferencia entre los dos conceptos es que la sordera hace que la compresión de los sonidos sea inferior. Eso se traduce en que la persona tiene problemas a la hora de disfrutar de una buena comunicación oral. Pero también provoca otros problemas como la percepción de ruidos ambientales.

“Una persona con sordera no puede escuchar sonidos por debajo de los 70 decibelios”.

Para hacernos a la idea, la sordera afecta a las personas que han perdido más de 70 dB, mientras que la hipoacusia se usa para las personas que no superan los 70 dB.

Gracias a la ayuda de los profesionales de AudiCost hemos podido saber que la pérdida de audición severa puede sufrirse cuando una zona del oído sufre daños realmente importantes. El problema puede venir dado por un trauma, ruido continuo a niveles altos o algunas enfermedades.

En la gran mayoría de ocasiones las lesiones se sitúan en el oído interno, aunque en algunas ocasiones pueden afectar al nervio auditivo. Eso significa que la sordera en muchas ocasiones es permanente. Lo que está claro es que, si los síntomas no se tratan a tiempo, el problema puede ir a más.

Posibles tratamientos

Como hemos podido comprobar a través de los profesionales de https://www.audicostaudifonos.com/, por suerte la sordera como la hipoacusia se puede solucionar. Para conseguirlo, se debe tratar el problema lo antes posible. De esa manera se evita que el problema vaya a más.

“La cirugía puede ser un posible tratamiento cuando el problema es producido por una ruptura de la membrana timpánica”.

Pero como nos indican los expertos de Audicost, lo mejor suele ser usar un audífono adecuado. Para acertar con el modelo ideal, es fundamental ponerse en manos de expertos los cuales evalúen el problema real e indiquen el mejor modelo para volver a disfrutar de una audición adecuada.

En algunas ocasiones puede ser interesante acudir a terapias conductuales. Esas terapias no van dirigidas a mejorar la capacidad auditiva, sino a conseguir que la persona afectada aprenda a llevar correctamente su nueva situación. Se ha demostrado que en ocasiones la pérdida auditiva puede afectar a nivel psicológico y ese tipo de terapias pueden ser de gran ayuda.

El tratamiento a través de electroestimulación Coclear puede ser una buena ayuda también para intentar que el paciente no pierda más audición o incluso recupere parte de la misma. Uno de los puntos positivos de esa variedad de terapia es que la terapia intenta que las células del oído interno se recuperen con más facilidad. Dependiendo del problema, en ocasiones incluso el paciente puede recuperar buena parte de la pérdida auditiva perdida.

Otro tratamiento que en ocasiones ha dado buenos resultados es la electroestimulación por radiofrecuencia. Hablamos de un tratamiento que no es invasivo y no tiene efectos secundarios.

Pero lo que está claro es que los audífonos siguen siendo la solución más usada por la gran mayoría de pacientes con pérdida auditiva. Hay modelos para todo tipo de usuarios, lo que significa que es una solución sencilla para recuperar la audición perdida.