Muchos pueden pensar que el whisky escocés y el bourbon son prácticamente idénticos debido a su color oscuro, su proceso de envejecimiento en barricas y los ingredientes similares. Sin embargo, la realidad es muy distinta. 

Aunque ambos comparten ciertos rasgos, cada uno tiene características únicas que los distinguen profundamente. El whisky escocés se produce principalmente en Escocia y suele incluir cebada malteada como base, mientras que el bourbon es un destilado originario de Estados Unidos, y debe contener al menos un 51% de maíz. A lo largo de su proceso de fabricación y maduración, los matices de sabor de ambos varían significativamente, lo que refleja su origen y tradición.

¿Dónde se elaboran?

  • Whisky Escocés: el whisky escocés tiene como requisito fundamental ser producido en Escocia. Para que una botella de whisky sea etiquetada como “Whisky Escocés”, también debe ser embotellada en el mismo país, aunque esta norma no aplica para las mezclas. Es un sello de autenticidad y tradición de la región, conocida por sus métodos rigurosos de destilación y envejecimiento.
  • Bourbon: a pesar de la creencia común, el bourbon no está limitado exclusivamente a Kentucky. Este tipo de licor puede ser producido en cualquier estado de los EE.UU., aunque el estado de Kentucky sigue siendo el centro de su elaboración debido a las características únicas del agua en la región. La piedra caliza del área filtra componentes como el hierro, lo que contribuye al sabor distintivo del bourbon. Aproximadamente el 95% de esta bebida se produce en Kentucky.

Ingredientes

El whisky escocés, en su versión de malta pura, se produce utilizando solo cebada malteada al 100%. Este proceso garantiza una bebida de alta calidad, con un sabor característico. En contraste, el whisky de grano combina distintos cereales como cebada, maíz y trigo, lo que le otorga un perfil de sabor más variado.

Por otro lado, el bourbon tiene como ingrediente principal un puré compuesto por al menos un 51% de maíz. Este cereal aporta una dulzura particular al destilado, mientras que el restante se completa con una mezcla de centeno, trigo y cebada. La proporción de maíz en la receta influye en el sabor final, siendo más dulce cuanto mayor sea su presencia. Por el contrario, los bourbons con una alta proporción de centeno ofrecen una experiencia gustativa más intensa y especiada, con un perfil más audaz y picante que los de mayor contenido de maíz.

Destilación

La destilación del whisky varía según su origen y tipo, con métodos específicos que influencian su sabor y calidad. En Escocia, el proceso depende de la categoría del whisky. Los whiskies de malta pura, típicamente, se destilan en alambiques de cobre en un ciclo de dos o tres pasadas, mientras que los whiskies de grano suelen utilizar alambiques de columna para su destilación. 

Aunque este es el enfoque general, hay excepciones notables como el Mortlach, un whisky de malta única que emplea una combinación más compleja en su proceso, denominado “2.81”, utilizando una mezcla de alambiques tradicionales.

En Estados Unidos, la producción de bourbon sigue otro enfoque distinto. Generalmente, estos whiskies pasan por una primera destilación en un alambique de columna, conocido también como Patent Still o Coffey Still. Tras este primer paso, se realiza una segunda destilación en un alambique de cobre, que se conoce como “doblador” o “golpeador”. Esta doble destilación, en particular, contribuye al carácter suave y distintivo del bourbon.

Maduración

La industria del whisky escocés ha encontrado una valiosa fuente de barriles de segunda mano gracias a los destiladores de bourbon. Estos solo pueden usar barricas de roble nuevo, las cuales se vuelven inservibles después de un único uso, por lo que son vendidas a los productores escoceses. Esta colaboración es beneficiosa para los escoceses, quienes las emplean para envejecer su whisky, dándole un carácter especial. 

A diferencia de los destiladores de bourbon, los escoceses cuentan con mayor flexibilidad y pueden envejecer su destilado en barricas de vino, oporto o incluso coñac, lo que les permite ofrecer una variedad más amplia de sabores.

La otra distinción relevante entre ambos tipos de whisky es el entorno en el que se producen. El clima de Kentucky, más cálido, provoca que la evaporación del bourbon sea mucho más rápida. Este proceso acelera la maduración, lo que resulta en que el bourbon alcanza su pleno potencial aproximadamente el doble de rápido que el whisky escocés, cuyas condiciones de temperatura son más templadas. Esta diferencia climática marca un contraste notable en el perfil y el tiempo de envejecimiento de ambos.

Sabores

Hablar de un perfil estándar para el whisky escocés o el bourbon es complicado debido a la enorme variedad de características que presentan. Sin embargo, es posible identificar algunas notas comunes dentro de cada estilo.

  • Whisky escocés: este tipo de whisky no tiene una identidad única. Un whisky suave y herboso de Speyside es completamente diferente a un robusto y ahumado de Islay. Influenciado por factores como las barricas, el nivel de turba o el tiempo de maduración, puede mostrar notas florales y frescas o sabores más especiados y complejos, e incluso llegar a tener un toque salino y marítimo.
  • Bourbon: la composición de maíz influye directamente en el sabor del bourbon, siendo el más dulce cuando hay más cantidad de este grano. Generalmente, los bourbons son más dulces que los whiskies escoceses, destacando las notas de caramelo, canela o vainilla por su envejecimiento en barricas de roble americano.

Al compararlos, la elección entre uno u otro depende de las preferencias personales. Ambos ofrecen perfiles interesantes y variados, recomendándose probarlos para descubrir las preferencias individuales.

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