¿Vas a comprar un nuevo equipo de impresión para tu empresa?, ¿dudas entre los diferentes sistemas que hay en el mercado actual? Los dos más importantes son la impresión térmica directa y transferencia térmica, ambos muy eficientes y con una cantidad de usuarios realmente elevada.
Si quieres tomar la mejor decisión, has dado con el lugar más indicado para ello. En este artículo te vamos a mostrar las principales diferencias entre estos dos sistemas, cómo funciona cada uno de ellos y los mejores consejos para decantarte por el que más se puede adaptar a las necesidades de tu negocio. De esta forma, sabrás qué tipo de impresora comprar y garantizarás los resultados más óptimos para tu compañía.
¿Qué es la impresión térmica directa?
La impresión térmica directa tiene lugar cuando el cabezal de una impresora tiene un contacto directo con el papel o etiqueta. Es imprescindible que este material tenga propiedades que reaccionan ante el calor, es decir, que solo funcionará con un papel termosensible que permita concretar la impresión.
El mayor beneficio de esta técnica es que no se necesita una cinta de tinta para generar una impresión, algo que abarata el proceso y lo hace considerablemente más sencillo. Sin embargo, tras la impresión, es importante que el objeto no entre en contacto con luces, altas temperaturas o zonas húmedas durante un tiempo, pues esto podría arruinar el resultado final.
El papel que se puede emplear en este tipo de técnica de impresión es generalmente blanco y se oscurece al contacto con las temperaturas elevadas. Esto hace el efecto de un escrito o dibujo de tinta negra sobre un fondo blanco, aunque el proceso no emplea tinta en ningún momento.
¿Qué es la impresión de Transferencia térmica?
La impresión transferencia térmica necesita de otro tipo de máquina diferente. En cambos casos, puedes adquirir impresoras especiales para ello en sitios especializados como Barcodecenter y también los materiales para llevar a cabo los diferentes trabajos, como el papel termosensible o las tintas.
El funcionamiento de este equipo va a requerir de una cinta de tinta en el interior de la impresora, aunque estas van a ir impregnadas con ceras o resinas según el material que se desea utilizar y este no tiene por qué tener propiedades especiales, es decir, no se emplea papel termosensible en este caso. La tinta va a sufrir un proceso de calentamiento en el interior de la impresora y hará que se quede impregnada a la perfección en la superficie que se desea marcar, habitualmente, el resultado ofrece una gran durabilidad.
¿Transferencia térmica o térmica directa? ¿Cómo elegir?
Ambas técnicas son muy eficientes e interesantes, pues han demostrado con el paso del tiempo sus cualidades para arrojar resultados excelentes y bastante duraderos. Son técnicas de impresión que resultan especialmente útiles para los entornos laborales, empresas o comercios. Por ello, habrá que tener algunos aspectos en cuenta antes de decidir la mejor opción en cada caso. A continuación, te lo mostramos.
Las aplicaciones de cada impresión
La impresión térmica directa suele emplearse en empresas de logística o transporte con la intención de reconocer los paquetes e identificar los envases en todas las partes del proceso, también es de gran utilidad en los entornos sanitarios para generar pulseras que identifiquen fácilmente a los pacientes. Permiten impresiones de buena calidad, rápidas, sin uso de tinta y que son de uso efímero.
Por su parte, el sistema de transferencia térmica se emplea en variedad de sectores porque permite la impresión en plásticos u otros materiales, recordemos que empleando la otra técnica mencionada es imprescindible que se aplique un papel termosensible. En este caso, se puede ver en el etiquetado de productos químicos, envases o para hacer también códigos de barras.
El coste de cada tipo de impresión
En este sentido también existen pros y contras en cada caso. La impresión en sí misma va a ser más económica en el caso de la impresión térmica directa, porque se despoja del elemento de la tinta, un componente en el que no habrá que invertir y que no se irá consumiendo en cada trabajo que se haga con la máquina.
Por otro lado, las exigencias del cabezal de este tipo de impresoras son mayores porque van a transmitir el calor de una forma directa y serán los responsables del resultado final. Esto significa que sufrirán un deterioro mayor y más rápido. En este sentido, perderemos dinero con las labores de mantenimiento o al tener que reponer el cabezal cuando este se vuelva inservible.
Tipos de impresora
Como es lógico, cada sistema de impresión requiere de un material y un equipo diferente, que tenga las cualidades adecuadas para hacer el trabajo que estamos buscando. Cabe destacar que, una vez se adquiere una impresora de un tipo, no es posible emplear el otro formato de impresión. En cuestión de costes, las máquinas están a la venta en ambos casos con gamas diferentes, marcas y precios variados a elección de cada usuario.
Conclusiones: ¿qué tipo de impresión es mejor?
Conociendo todos los condicionantes, ¿cuál es la mejor técnica de impresión para un negocio?, ¿qué tipo de impresora es más estratégico comprar? Pues esto va a depender enormemente del sector en el que se trabaje y la función que tendrán las etiquetas que se van a elaborar:
- La impresión térmica directa es perfecta para las empresas que generan una gran cantidad de etiquetas constantemente y que las sustituyen por otras a menudo. Son soluciones ideales porque gastarán menos dinero en tintas, obtendrán buenos resultados con rapidez y, en este caso, no cobrará tanta importancia la durabilidad del resultado. De hecho, se emplean muy a menudo a la hora de hacer tickets de compra.
- Los sectores que necesitan hacer impresiones en materiales como plásticos o telas y que necesitan que estas duren mucho tiempo, por ejemplo, para organizar almacenes, muestras de laboratorio y demás, encontrarán más ventajas en la transferencia térmica. Es una solución más versátil para ellos y que ha mostrado una mejor resistencia tanto al paso del tiempo como a las condiciones ambientales como el frío, la humedad o el calor.