Pese al tabú, las enfermedades y desórdenes mentales ocupan altas cifras en las estadísticas de salud año a año. Es común que muchos asocien a los distintos profesionales que se encargan de tratarlos como si tuviesen la misma función, cuando psicólogos y psiquiatras tienen formación y hacen tratamientos muy distintos dependiendo del tipo de patología.

La primera diferencia fundamental radica en la base de conocimiento desde donde parten ambos estudios. La psiquiatría es una especialidad de la medicina, mientras que la psicología es una rama independiente. El estigma que la sociedad ha creado sobre la salud mental ha hecho que, a menudo, surja la confusión en la idea de que se trata de profesiones homólogas.

¿Qué es un psicólogo?

Un psicólogo es un profesional de la salud mental que aborda los desórdenes desde el estudio del comportamiento o la conducta. La psicología se dedica al estudio de los diferentes factores que componen los procesos de la mente, entre los que se pueden contar la memoria, la percepción, la cognición, el aprendizaje, la motivación, las emociones, y otros fenómenos más complejos.

El profesional de la psicología está dotado de una serie de herramientas, técnicas y pruebas que permitirán ubicar al paciente dentro de determinados rangos de acción. Los psicólogos tienen diferentes especializaciones dependiendo el ámbito de la conducta que estudien.

Hay psicólogos clínicos, conductuales, laborales, educativos, sociales, forenses, comunitarios,… Todos estudian el comportamiento humano en solitario o en sus distintos entornos y lo mejoran con el uso de herramientas y terapia.

¿Qué es un psiquiatra?

El psiquiatra es, por otro lado, el médico de la mente, un profesional de la salud que primero ha cursado estudios de medicina y luego se ha especializado en los trastornos mentales producidos por desequilibrios neuroquímicos. Conoce y receta fármacos que intentan restaurar el equilibrio del intercambio de los transmisores neuronales y que garantizan una mejor calidad de vida para el paciente.

El psiquiatra incluso puede servirse de terapia psicológica para complementar la terapéutica farmacológica y obtener mejores resultados en la superación del trastorno. También tienen distintas subespecialidades, dependiendo de distintos factores como los grupos etarios que atienden, adicciones, la psiquiatría de emergencia, sexología y otras.

Diferencias entre psicólogo y psiquiatra

Se considera que ambas disciplinas son hermanas y una bordea a la otra. Así, un psicólogo tratará los trastornos de conducta que no dependen de los desequilibrios bioquímicos, mientras que el psiquiatra actúa cuando la enfermedad tiene un origen físico: un desequilibrio en los neurotransmisores cerebrales.

Mientras el psicólogo es un educador de la conducta, que puede modificar a través de herramientas, el psiquiatra indica medicamentos. Pero aquí nace la complementariedad de ambas ciencias: cada uno sabe cuándo el paciente que está tratando requiere la intervención del otro y no la suya.

Los protocolos de atención de ambos profesionales también son diferentes. Por tanto, cuando las enfermedades mentales generan situación de emergencia y peligro que implican riesgo tanto para la vida del paciente como para la de las personas a su entorno, quienes actúan son los psiquiatras.

Si un niño presenta dificultades del aprendizaje, será remitido al psicólogo. Pero si el déficit de atención está motivado por otros trastornos, como ocurre en la esquizofrenia infantil, debe actuar un psiquiatra experto en estos temas.

Los psicólogos atienden trastornos como el autismo y todas sus variedades, aplicando técnicas que permitan que el paciente pueda desarrollar una vida lo más cotidiana y normal posible. Muchas de las afecciones mentales no tienen cura sino paliativos que permiten controlar sus síntomas a lo largo del ciclo vital del enfermo, campo de acción de la psiquiatría.

¿Cuándo se conjugan psiquiatría y psicología?

Son muchos los casos en los que ambas ramas se conjugan y en las que se hace necesario que el paciente complemente el tratamiento médico con terapia psicológica, por ejemplo, en los esquizofrénicos. La medicación permitirá disminuir síntomas como los delirios persecutorios y las alucinaciones, pero solo las técnicas de psicoterapia podrán lograr que pueda integrarse al mercado laboral y a la vida social.

Sucede similar situación con los pacientes que padecen de depresión, un probado desequilibrio neuroquímico crónico. Cuando la persona entra en crisis depresiva y es tratada con fármacos, la supera, pero solo la psicoterapia le permitirá asumir la enfermedad y balancear su tratamiento con su vida diaria.

El principal obstáculo al que se enfrentan los pacientes con trastornos mentales es el proceso de admisión de la enfermedad porque las patologías no pueden verse en imágenes ni determinarse a través de exámenes sanguíneos, por ejemplo. El estigma social es otro de los elementos que influye en la no aceptación de la patología, para evitar ser “marcado”, perder el empleo y ver mermadas las relaciones sociales.

¿Qué es un psicoterapeuta?

El psicoterapeuta es un psicólogo especializado en terapia individual. Se trata de una forma de tratamiento que tiene múltiples abordajes y que promueve cambios en el comportamiento dependiendo del trastorno. La psicoterapia es una especialidad de la psicología, estudiada desde la escuela conductual, la psicodinámica, sistémica y humanista.

Diferencias entre un psicólogo y un psicoterapeuta

No todos los psicólogos actúan en psicoterapia. La diferencia radica en que, si bien ambos trabajan para lograr el equilibrio del paciente, el primero lo hace con métodos genéricos mientras que el segundo lo hará desde la perspectiva única de cada trastorno mental o desorden conductual en particular, cuyos matices están marcados en cada paciente.

El dicho popular de “cada cabeza es un mundo” está demostrado en esta rama. En España es necesario contar con una especialización académica para ejercer la psicoterapia, mientras que en otros países es aplicada por médicos psiquiatras y psicólogos que han recibido los conocimientos en su formación profesional universitaria.

La difusión de estos temas es un elemento fundamental para vencer los mitos que aún existen en torno a los trastornos mentales. Cada día más son los pacientes que se acercan a las consultas al comprender que sus patologías o desórdenes requieren de la intervención de un profesional que les ayude a llevar una vida placentera y feliz.